martes, 13 de noviembre de 2018

Mézclum científico

¡Hola! Últimamente no me ha pasado nada digno de mención, así que no voy a hacer el imbécil y escribir por escribir. ¿O sí? Venga. Pues ayer estuve de guardia y, por gilipollas, me quede encerrado en uno de los despachos de la planta. Eché la llave por dentro y, cuando quise salir, TACHÁN, la muy cabrona no giraba. Al principio pensé: "bueno, pues me quedo aquí el resto de la guardia y tan pancho", pero enseguida vi que no era una opción adecuada. Tuvo que venir un señor muy competente de mantenimiento y reventar a extintorazos la puerta. Me sentí como una damisela en apuros que aguarda en lo más alto de la más alta torre a su noble caballero Shrek (sin desprestigiar a mi salvador).
Y después de este lamentable episodio de mi vida, al tajo.
Hoy traigo una de esas cosas que a mí tanto me gustan: el literalismo, esa corriente de pensamiento moderno fundada por mi persona y que no cuenta con ningún adepto. Pues la cosa esta consiste en interpretar literalmente frases o expresiones para darles un toque graciosete (aunque no siempre lo consigo). El dibujito de hoy une la Medicina y las Matemáticas, que lo disfrutéis.


No sé que estarán calculando, puesto que los símbolos que he dibujado en la pizarra no tienen sentido alguno, pero quedan chulos. A mí las Mates eran una cosa que me gustaba, incluso he llegado a dar clases a algún familiar (sin recibir prestación económica, solo gratitud y sentimiento de satisfacción altruista, aunque con gratitud no se pagan mis caprichitos).
Bueno, a ver si se me siguen ocurriendo gilipolleces por el estilo. Seguramente sí. Ayió.

martes, 6 de noviembre de 2018

Jacob, el loro que se hizo persona: cómo ser un gourmet

Un personaje que hace tiempo que no sale (como el probe Migué) es Jacob, el loro que se hizo persona. Jacob es un agapornis que llegó a la familia hace unos 9 años y que, a pesar de sus intentos para ser estrangulado y/o pisoteado, sigue con nosotros. Bueno, desde que me emancipé no lo veo mucho (sniff), seguro que me echa de menos tanto como yo a él (PD: no).
Bueno, por arte de magia o por un experimento maligno de un científico atormentado, Jacob se convirtió en un ser humano en este Blog. Aunque sea un hombre hecho y derecho, conserva la mayoría de sus cualidades de pajarraco. Algunas ya han salido por aquí, como el afán por picotear hasta ver sangre o tener coitos desenfrenados con un cojín.
Hoy os traigo una de las conductas que más me repatean de este cabronazo. Ahí lo lleváis.


Jacob disfruta con las pelusas, las miguitas, las virutas del afilalápiz, de la tierra traída desde la calle,... pero hace amago de vomitar si le ofreces comida rica y nutritiva. Aún así, parece más sano cada día, el muy mamón. Eso sí, tontos nosotros, que creemos que va a cambiar. Donde no hay, no busques.
Bueno, pues eso. Criad bien a vuestras mascotas (e hijos) o comerán basura del suelo. Hasta más ver.

domingo, 28 de octubre de 2018

Re-regreso no solicitado

Acho, tío. Desde mayo sin portar por aquí. Menudo fracaso de hombre. Pero, ¿vale de algo estar fustigándose por algo que nadie en su sano juicio echaría de menos? Lo cierto es que no. Además, esta vez sí he tenido una excusa de peso para mi ausencia: me casé.
¿Te casaste la cagaste? Un poquito De ninguna de las maneras, jamás se me ha pasado por la cabeza semejante afirmación. Hay mucho miedo acerca de los casamientos, las malvadas familias políticas y los sonidos de arrastre de cadenas cuando uno se dirige hacia el altar, pero no es mi caso (al menos de momento). Ni yo mismo habría apostado por que yo fuera el primero de mis amigos en casarse (tendría que haber apostado todo mi dinero cuando se me presentó la ocasión). Lo cierto es que llevando casi 9 años con mi señora era algo de esperar, sobre todo después de haberme currado todo este tiempo engañándola para que se creyese que soy una persona normal. Ahora no hay vuelta atrás, Eli (por lo que nos comentaron en la iglesia). Bueno, que me está sentando bien esto de ser un marido, hala.
Y para celebrar mi reciente matrimonio, voy a compartir por aquí dos de esas expresiones que me gustan tanto de mi mujer (al decir mujer me siento mayor, pero mayor en plan bien, no en plan viejo decrépito cebolleta que huele a alcanfor). Pues eso, allá van.


Por supuesto, un frentetoro no es una persona que tenga un toro en la puta frente. Ni siquiera son personas que han sufrido una infidelidad. No sé si esta palabra se usará en otros lugares que no sean la casa de mi señora, seguramente no. Bueno, pues un frentetoro es una persona con mucha frente. No sé de dónde viene la asociación, pero ahí lo llevas. Personas célebres frentestoro serían Carlos Núñez, Christina Ricci o Shaila Dúrcal. Ya  tenéis un vocablo más en vuestro repertorio. Y ahora, la siguiente gilipollez.


Pues sí, alguien que está espelechando es alguien que poquito a poco va mudando la piel como la serpiente que es. Yo suelo espelechar de vez en cuando porque, aparte de mi viperina forma de ser, tengo la piel más seca que un polvorón. Tendría que echarme cremitas y mierdas de ésas, pero al ser tan vago siempre pospongo mis sesiones de belleza y sigo espelechando. Ojalá este problema tuviera alguna solución más sencilla que moverse del sofá.
Bueno, ya dejo de escribir tonterías y a hacer algo de provecho, aunque siendo domingo lo que me espera son horas de depresión prelunes. Hasta la vista, babies.

martes, 29 de mayo de 2018

Drama marino

Jope, casi dos meses. Grave.
No pretendo que nadie me crea al decir que he estado realmente liado todo este tiempo, porque no me lo creo ni yo. Es una lástima que haya tenido al mundo en vilo en estos lluviosos meses en los cuales mis escritos podrían haber arrojado cierta luz en medio de los tormentosos días, pero es que me gusta hacerme de rogar y aparecer heroicamente cuando nadie me necesita.
Bueno, pues sin más dilación, vamos con la historia melancólica que hoy os traigo. Me inspiré gracias a uno de los refranes de mi libro de la infancia "Mil refranes nosequé". La frasecica en cuestión es: CAMARÓN QUE SE DUERME, SE LO LLEVA LA CORRIENTE. Me imagino que quien ideó tamaña situación metafórica quería hacer alusión a que si no haces las cosas a su debido tiempo o eres perezoso con tus quehaceres, puedes tener horribles consecuencias, como que te hagan pupita en el diodeno.
Así que, con el refrán, se me ocurrió una historia que tiene como protagonista a Rogelio, un camarón de la costa atlántica andaluza. Rogelio no duerme bien desde hace meses porque acaba de ser padre y sus 247 hijos se ponen de acuerdo para llorar por turnos, así que el pobre crustáceo no tiene tiempo para una cabezadita siquiera. Y como todo va de mal en peor, en una de sus fases somnolientas diurnas, una corriente oceánica lo aparta de sus semejantes. Aquí la prueba gráfica.


Suelo intentar ver la parte positiva de las cosas, así que lo mismo a Rogelio le viene bien un tiempo apartado de sus vástagos para descansar aunque solo sea la vista unos instantes. O lo mismo la familia de Rogelio fue a parar a las redes de unos pescadores onubenses. O a Rogelio se lo comió un gavioto.
Bueno, espero que no os haya entristecido la historia de Rogelio. No existe.
A ver si recupero cierta cadencia por aquí. Hasta lueguito.

miércoles, 4 de abril de 2018

Maldad entendible

Madre mía. La última entrada es de hace tres semanas. Qué desfachatez.
Bueno, es bien sabido que yo sólo dejo abandonado el Blog por movidas tope tochas. Y movidas tope tochas son lo que me ha acontecido en los últimos días. Vale, es mentira. He estado enganchado a Netflix. Que conste que no me arrepiento, ¿eh?
Bueno, después del párrafo insustancial y falto de significado de rigor, vamos que nos vamos con la tontería del día. Hoy traigo una frasecica muy bonita que aprendí de mi padre hace unos cuantos años. Es una frase con una retórica muy fina y usa la metáfora de una manera exquisita. La frase es "SER MÁS MALO QUE PEGARLE A UN PADRE CON UN CALCETÍN SUDAO". Muy elegante, ¿no os parece? Queda mejor "sudao" que "sudado". Aporta un toque familiar y más coloquial. Y por supuesto, la tontería del día viene acompañada por su inseparable dibujito. Ahí está.


Caciano es un hombre muy recto (no es que no pueda curvarse, sino que es muy rígido en su pensamiento). Tiene a su hijo Licerio apuntado a fútbol desde que empezó a andar porque él quería un futbolista en la familia. Lo que pasó es que Licerio nació con dos pies izquierdos y resultó ser diestro, así que es un manta. Aún así no es el peor del equipo.
A Licerio no le gusta el fútbol, él sueña con ser bailarín, pero el capullo de su padre insiste en que no abandone el fútbol. Y encima, cada vez que pierde (el 100% de las veces), le echa una bronca de campeonato. Hasta que este día, Caciano dio con la horma de su zapato. Tuvieron que dejarlo ingresado por conmoción cerebral (merecida).
Bien, espero que os haya gustado la historia de Licerio y el imbécil de su padre. Hasta más ver, granujillas.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Si Dios quiere...

Vaya, 13 días desde mi última aparición. Malo. Es cierto que he estado más ocupado de lo habitual, pero vamos, ni por asomo me han quitado mis asuntos tiempo suficiente como para no poder hacer cosas de provecho reales.
Bien, después de las pseudodisculpas vacías y sin significado que acostumbro siempre a contar sin que le importen a nadie, vamos con la entradita de hoy. Y sí, es la expresión que aparece en el título. La frasecita en cuestión es ampliamente usada en nuestro país, nación con historia cristiana católica apostólica romana de siglos de cuestionable e invasiva presencia. Cuando alguien se despide de otro alguien diciendo cosas como: "bueno, ya nos veremos, si Dios quiere", ¿qué puñetas está queriendo decir en realidad? Si te pones a analizar, está dejando la responsabilidad de ver a esa otra persona en manos de un ente místico superpoderoso que ni le va ni le viene, pero, ¿y si Dios no quiere? ¿Y si le caes mal y quiere dejarte aislado? O no dejarte aislado, pero sí joderte un rato. Y eso es lo que le pasó a nuestro amigo Ordóñez en su puesto de trabajo.


Dios puede mostrar su misericordia y su ira, pero sobre todo su ira. Esa frase es de Homer Simpson.
Cierto es que Ordóñez es el peor trabajador de la empresa, puesto que llega 2 horas tardes, roba material de oficina y cuando hace aguas mayores no quita las zurraspas del retrete que todos comparten, pero eso no le impide soñar con ascensos y reconocimiento por parte de sus superiores.
En fin, si alguien alguna vez os expresa su deseo de volver a veros pero añade al final un "si Dios quiere", os está diciendo a la puta cara que no va a hacer nada por que ese encuentro se lleve a cabo. De nada.
¡Hasta más ver!

jueves, 1 de marzo de 2018

Cuestión de pronunciación

Mira que he publicado cosas malas, pero la de hoy se lleva la palma.
Antes de ir con el dibujito estúpido del día, un poco de cascarreta, aunque no se me ocurre nada de lo que quejarme o desvariar. Sólo un comentario sobre un pensamiento recurrente que tengo. No me gustaría ser atropellado, pero ya puestos, si tienen que hacerlo, espero que sea en un paso de peatones. Y pensaréis: "claro, así es culpa del conductor y tiene que indemnizarte, pesetero, que eres un pesetero". Pues ésa no es la respuesta correcta. Es para que piensen: "mira, al menos el chaval iba deambulando correctamente". Pensamiento inquietante y con muestras evidentes de rasgos disfuncionales de personalidad.
Pues eso, la entrada de hoy es mala de cojones. Como puede intuirse por el título, la cuestión es la pronunciación. Y se me ha ocurrido un jueguecito de palabras con representación gráfica acompañante. Os pondría que disfrutaseis de la tontería del día, pero no lo voy a poner. Sería un insulto. Que disfrutéis de la tontería del día.


Independientemente del origen de su dolencia, estos individuos son extremadamente tontos. Y yo también por hacer semejante juego de palabras. Deberían condenarme, si no lo han hecho ya, aunque jamás me cogerán vivo.
Bueno, voy a seguir atendiendo a mis asuntos de buen hijo y esposo. Hasta más ver, granujillas.

domingo, 25 de febrero de 2018

Historias de Arrancao: la destrucción de Star Wars

Feliz domingo a todos. Supongo que, por las horas a las que estoy escribiendo esto, estará todo el mundo en misa, por eso no veo pasar a nadie por la calle desde mi torre de marfil.
Hoy me he despertado ligeramente cabreado. Mi piso da a un descampado al que la gente lleva a sus perros, generalmente a cagar. ¿Y qué pasa? Que los puñeteros cánidos hacen sus necesidades y, ya que están, pues hacen grupitos y se ladran los unos a los otros, montando unos jaleos a las 9 y pico de la mañana que te dan ganas de hacerte francotirador. Y no solo eso. Lo mismo vas tan tranquilo paseando y te viene una jauría a ladrarte con actitud amenazadora desde detrás de la alambrada (porque hay alambrada, sino, íbamos listos). Hijos de perra.
Bueno, hace tiempo que no sale por aquí Arrancao, nuestro cabronazo favorito desde tiempos inmemoriales. Hoy traigo una aventura que corrió por los lejanos noventa. Sabía que George Lucas estaba en proceso de rodar la nueva tanda de películas de Star Wars y quería proponerle una idea que iba a catapultar dichas películas a lo más alto del séptimo arte. Ahí va.


En efecto, fue él. Míralo con su cara de malo. Aunque, detrás de la maldad evidente que muestra con su faz, se puede ver también satisfacción y realización personal por haber hecho una buena cabronada. Arrancao consiguió que todo el mundo odiase la nueva saga de la Guerra de las Galaxias gracias a la presencia de este ser del averno. Si no hubiera sido por la existencia de Jar Jar Binks, las películas habrían sido una muestra más de cine con mayúsculas, puesto que contaban con un sólido guion y unos personajes bien desarrollados (PD: no). Y las pelis que están saliendo ahora no se quedan atrás, ¿eh? Ya vale de explotar la nostalgia de la peña haciendo películas sin alma en las que no pasa ná, por favor.
PD: te odio, Hayden Christensen.

lunes, 19 de febrero de 2018

Expresión zoológica

¿Qué estáis tramando, morenos? Hace mucho que no escribo por aquí, por los miles de asuntos que absorben mi tiempo, claro está, no por pereza ni procrastinación.
No me voy a enrollar mucho con la entrada de hoy porque tengo que fregar los platos y si no lo hago me riñe mi señora. Entonces, ¿friego los platos por miedo a la reprimenda o porque es lo correcto? Difícil cuestión la que se me plantea.
Pues venga, con la gilipollez del día. Hoy toca quintanismo, y, además, uno que describe cierta parte de mi anatomía. El vocablo es PANZABURRO. Suena algo rural, ciertamente (y más sabiendo que es una palabra procedente de Quintana de la Serena; a ver, en realidad no he buscado si es exclusiva de allí o si es otra de las palabras inventadas por mi futura suegra, no voy a perder mi valioso tiempo en eso). Bien, panzaburro hace alusión a, obviamente, la panza, la barriga, la zona abdominal, etc. Y decimos que alguien tiene la panzaburro cuando la piel que cubre dicha zona tiene un color pálido, grisáceo, sin vida, que parece que no le ha dado el sol nunca jamás. Pues yo soy un panzaburro, lamentablemente (o a mucha honra, no lo sé).
Representar una barriga pálida con dibujos en blanco y negro como los que saco por aquí pues no tiene mucho sentido, así que he optado por hacer una ilustración algo más surrealista, como se viene dando de siempre por estos lugares. Que disfrutéis de este pícaro panzaburro.


Un dibujo simpático, con un toque grotesco. Cuán difícil le tiene que resultar a este tío dormir, comer, vestirse, bueno, vivir en general. Al menos el burro parece buena gente. Ah, otra palabra que describe el color panzaburro es maturiento, por si lo buscáis en el diccionario de sinónimos y no viene.
Y una duda que me surge, ¿como come el mulo caga el culo? Filosofía en estado puro. Un besito.

viernes, 9 de febrero de 2018

¡¡¡RAE-MAN!!!

Muy buenas. Para terminar la fructífera semana que espero que hayáis tenido todos en vuestros respectivos puestos de trabajo, estudio u otras ocupaciones (y para recompensar tan duros esfuerzos), hoy va a hacer acto de aparición un nuevo personaje por estos lares. No hay que realizar muchos malabares mentales para adivinar que ese personaje es: ¡RAE-man!
RAE-man no es un superhéroe al uso. Incluso me atrevería a decir que ni siquiera es un superhéroe. Como todo protagonista de cómic, tiene un origen trágico (más adelante lo conoceremos) y una concepción muy rígida de la justicia y de la moralidad. Sus superpoderes (si se pueden llamar así) son una aversión enfermiza por el quebrantamiento de las reglas ortográficas, gramáticas, sintácticas y morfológicas, irritabilidad sobrehumana (con pérdida absoluta del control de la ira) y, por supuesto, superfuerza.
Es cierto que actualmente ya no trabaja para la RAE. Fue despedido por sus métodos abusivos para hacer cumplir a los ciudadanos con las normas lingüísticas (muchos de los individuos a los que "instruyó" sufrieron graves secuelas tras "acudir a sus clases"). A pesar de su despido, él conserva el nombre de RAE-man, puesto que cree que es el único que puede hacer que todos los hispanohablantes usemos el idioma de forma adecuada.
Y aquí una de sus divertidas historias. Que la disfrutéis.


En efecto, RAE-man pierde los estribos por cualquier transgresión de las normas, por nimias que sean. Laísmos, dequeísmos, cambios accidentales de la "b" por la "v",... todo enfada a RAE-man.
Espero que os haya cautivado este amable caballero y que deseéis su regreso. Seguiremos asistiendo a su peculiar reparto de justicia, pero también iremos descubriendo a sus ayudantes, sus enemigos y sus debilidades (que las tiene; no es la kryptonita, pero algo por el estilo).
Pues hala, disfrutad del fin de semana (aquí en Badajoz son los Carnavales, por si os interesa). Hasta prontillo.

lunes, 5 de febrero de 2018

Puericultura avanzada: cereales estridentes

¿Qué tal va la cosa? Aquí está el Chache de nuevo. Hoy recupero esta sección sobre mis aventuras y desventuras infantiles, que hacía tiempo que no salían en el Blog. La verdad es que no he vivido muchas historias locas y llenas de emociones fuertes porque siempre he sido un chico de interior y, a priori, no suelen ocurrir sucesos dignos de mención en la casa de uno, pero bueno, a mí me pasaban cosas curiosas cuanto menos. Por cierto, al ser un chico de interior, mi palidez congénita se ha ido viendo reforzada con el paso de los años, dejándome un color grisáceo en la piel. Sexy.
Pues en la historia de hoy hace acto de aparición mi padre, junto con uno de sus superpoderes: sentido del oído sobrehumano. Además, yo ayudaba a mi padre a sobrellevar esta cualidad aumentada suya con ruiditos incesantes mientras  jugaba con mis Playmobil y una extraña habilidad en mi cavidad oral que hacía que todos los alimentos crujientes que eran triturados se oyesen con una intensidad desmesurada. Allá que va ilustración.


Hace tiempo que no como Choco Krispies. Qué nostalgia. El caso es que mi padre estaba en el salón mientras yo merendaba en la cocina, de ahí la sorpresa. No ha sido la única situación en la que mi padre ha hecho este tipo de advertencias, la mayoría como ésta, a distancia. Espero ir sacando más de estos superpoderes de mi papa poco a poco, que tienen miga.
Hala, a seguir bien.

jueves, 25 de enero de 2018

Literalismo exquisito

Vaya, diez días desde la última vez que pasé por aquí. Mal andamos.
No me voy a andar con rodeos, ni por las ramas, ni por los cerros de Úbeda. Voy a ir al grano, a la cuestión, al meollo del asunto. A concretar, a no salirme del camino, a decir lo estrictamente necesario. No voy a irme por la tangente, a decir palabras al tuntún, a desvariar, a divagar. Qué va. No voy a hacer nada de eso, así que vamos con el tema que nos ocupa. Y ya.
Bien, hoy traigo otro de esos literalismos buenos que a mí tanto me gustan. Decir que es de los buenos es pasarse un poco porque es más malo que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Pero es hijo mío, así que voy a enseñarlo. Es una interpretación de CUANDO HABLA, SUBE EL PAN. Que disfrutéis de la gilipollez del día.


Cliserio es bastante tonto. Como no tiene ningún tipo de argumento o ideas propias, cuando asiste a debates de diversa índole intenta llamar la atención haciendo subnormalidades tal que ésta de aquí. Lo único que consigue con sus extravagantes conductas es rechazo, odio y hacer un ridículo espantoso. Bien por él, sus padres estarán orgullosos.
Seguro que conocéis a algún que otro individuo que hace que suba el pan con su particular articulación del lenguaje y su maravillosa visión del mundo. Dadles un barrazo de pan en la cabeza de mi parte.
Saludos desde mi sofá.

lunes, 15 de enero de 2018

Chascarrillo matemático

Si algo tienen las Matemáticas que las hacen atractivas a todo el mundo, independientemente de su estrato social y nivel intelectual, es que son súper díver. Vale, no gustan a todo el mundo, puedo entenderlo. A mí me gustaban, como buen cuatro-ojos que era. Tenía el típico aspecto de empollón, aunque bajo ese atuendo de ratón de biblioteca vivía un vago redomado que ha ido cogiendo protagonismo con el paso del tiempo.
Bueno, con el nerd-style venían de regalo timidez, introversión y fobia social. Menos mal que eran gratis. Aunque estas cualidades se han ido reduciendo con la digievolución a persona adulta y semi-respetable, todavía siguen suponiendo una parte importante de mi forma de ser. Además, han sido motivo a lo largo de mi existencia de comentarios innecesarios y carentes de coherencia, como el que voy a presentar a continuación en forma de viñeta candidata a mejor interpretación matemática hilarante de este año. Allá va.


Columbano es un chico tímido, pero lo invitan a muchas fiestas porque es hijo de un magnate de las petrolíferas y tiene que armarse de valor e intentar comportarse como una persona normal durante un par de horas (aunque beber un Nestea sin azúcar no le ayuda a desinhibirse). Gracias al Cielo, en esta ocasión pasaba por allí Sofronio, cuyo don de la oportunidad y su piquito de oro salvaron la noche de Columbano. Yo he recibido muchas veces este comentario en cumpleaños, comuniones y eventos varios en los que conocía a un número muy reducido de gente y acababa aislándome. No puedo comprender que la gente crea que ese tipo de consejos vacíos surtan efecto.
En fin, parece que he venido ligeramente enojado a escribir esta mierdecita. Pero no estoy cabreado ni nada por el estilo. Lo mismo en alguna futura entrada explico por qué. Adiositos.

viernes, 5 de enero de 2018

Periplo emancipatorio: pelusas mil

Venga, venga, que ya mismo se terminan las Navidades. Sólo queda la innecesaria cantidad de roscón de Reyes de rigor y se acabó, a comer de nuevo verduritas cocidas, pechuga de pollo a la plancha y yogures desnatados sin azúcar con bífidus 100% real NO FAKE. A mí es una época que me gusta (o que no me disgusta del todo, como diría mi buen amigo Frutos), pero en dosis tolerables, sin pasarse de espíritu navideño.
Bueno, pues una cosa que pasó en el lejano 2017 fue que me he emancipado (no digo independizado por cómo están los ambientes últimamente en España). Pues sí, aprovechando que querían echarme de casa (aunque con cierta penita), me fui a vivir con mi novia. No ha sido una experiencia dura ni mucho menos, todo va como la seda y estoy aprendiendo muchas cosas útiles para mi futuro como hombre de bien (cocinar -mi salmorejo está de rechupete-, fregar con náuseas el cubo de la basura, pagar la luz y el agua, hacer gustosamente la cama. etc.). Es verdad que mi novia es muy mandona buena gente y hay algún que otro conflicto, aunque siempre se trata de asuntos leves y superables.
Han surgido numerosas situaciones cómicas a la par que enervantes durante este periplo emancipatorio, así que he decidido plasmar alguna de esas historias en la sección con el mismo título. Que disfrutéis con la primera de ellas (y la que con más frecuencia se suele repetir).


En efecto, las putas pelusas. Seres de origen desconocido que acechan en los lugares más recónditos de tu morada, esperando el momento justo para hacer acto de aparición y romper en mil pedazos tu autoestima y tus ganas de vivir. Qué gustito da tener bien barrido y fregado el piso y que una cabrona de ésas se ría de ti en tu puñetera cara desde una esquina o desde debajo de la cama. Da igual lo que hagas, si te libras de una, dos ocuparán su lugar. Es una batalla que libramos con ahínco pero que nunca podremos ganar.
Y con esto termino la primera entrada del año. Espero que siga así la cosa y pueda traeros más historias caseras (aunque con un mensaje algo más optimista). Hasta más ver.