jueves, 27 de octubre de 2016

Epístola bien cargadita de rabia

Me voy a tomar una licencia y voy a explayarme sobre un tema que siempre me ha enervado y que llegó a su punto álgido el pasado viernes. He esperado un poco por no hacerlo en caliente. No va a haber dibujitos y no creo que haya mucha dosis humorística (aunque no se sabe, siendo lo gracioso que soy). El tema es "ir al cine", algo que a priori no parece algo malo, pero os contaré mi historia enviando una carta a los que se den por aludidos. Intentaré no usar muchas palabrotas.

Queridos hijos de puta (ups, se me escapó) :
Estimados "lo que sea":

El pasado viernes, tonto de mí, pretendí pasar un buen rato con mi novia en el cine. No diré a qué cine fui, puesto que podría ser cualquiera y tampoco quiero que se me linche si esto llega a algún puerto. A lo que iba, plan de viernes: ir al cine. Fuimos a ver "Un monstruo viene a verme", una película maravillosa, pero que por culpa de vosotros, individuos maleducados, no pude disfrutar. Llegasteis con vuestras bolsas de mierdas con sobredosis de grasa y sal, vuestras miles de latas de azúcar en estado líquido, vuestros móviles con luces a todo trapo y vuestra mala educación. Puedo entender que se coma en el cine, no es algo que yo haga, pero lo entiendo. Sin embargo, lo que no entiendo es que en una puñetera sala de cine llena hasta los topes de gente que se supone que ha ido a ver una película, no se vea la susodicha película. Los primeros quince minutos, los que te ponen en situación, fueron solapándose con sonidos de bolsas y latas abrirse, voces de gente que parecía hacerle gracia el cáncer, voces de gente que llegaba tarde, voces de gente que hablaba por el móvil, voces de niños cuyos padres mandan al cine para incordiar a otras personas a ver películas no recomendadas para su edad y un puñetero y largo etcétera. ¿Por qué demonios vais al cine? Podéis hacer lo mismo en un parque o en un vertedero sin tener que pagar entrada. ¿Por qué cojones vais al cine a molestar?. El resto de la película fue más o menos igual que al inicio, algunos os calmasteis, otros seguisteis siendo unos sinvergüenzas que no cesabais en vuestro empeño de molestar a pesar de los avisos que os hacíamos. Ya al final volvisteis con las risas y a hablar entre vosotros, porque estabais más aburridos que una mona. Normal, no teniendo bien desarrollado el cerebro. Nadie os obliga a gastaros el dinero de la entrada y la inversión en diabetes. Si no os gusta el cine, o incluso si lo odiáis, quedaos en casa. No convirtáis las salas de cine en lo que no son. Respeto, por favor.

Atentamente,
un cinéfilo amateur.


Bueno, se terminó. Gracias a Dios, normalmente no se dan situaciones así. La gente quiere disfrutar, ya que ha pagado una maldita millonada por sentarse en una butaca incómoda y tener pegados los zapatos al suelo pegajoso. Pero lo del otro día fue pasarse tres pueblos. Es sólo una opinión de un mero espectador con tintes obsesivos-narcisistas. No hace falta tomárselo a la tremenda.
¡Hasta más ver! Y si vais al cine, no seáis hijos de puta. Os lo agradecerán.

Última mención a los calvos (de momento)

Venga, otros 15 días sin publicar y otras dos entraditas.
Los calvos me han ayudado últimamente a publicar alguna cosilla, altruistamente, todo hay que decirlo. La entrada que protagonizan hoy no es sobre la muerte, gracias al señor (ya estaba dando un poco de mal rollo). Lo que hoy traigo es una interpretación literal, de esas que me gustan a mí.


Odalberto es un maleante de poca monta, cuyas únicas actividades son delinquir (o "delincuir", según quieras decirlo bien o decirlo como Chaves) y cuidar su tupé de rebelde totalmente estereotipado. Es una lástima que haya topado con el agente Filadelfo, un policía corriente y moliente, pero que cuenta con un misterioso poder: todo lo que dice se cumple, independientemente de lo gilipollesco o irreal que pueda llegar a ser. Vaya frasecita ha ido a escoger. Menos mal que Filadelfo sólo usa su poder para hacer el bien (y ganar alguna que otra vez la lotería). Tanto echaba de menos Odalberto a su tupé, que Filadelfo se apiadó de él y le dijo que recuperaría su añorada melena (mentira; Odalberto se quedó con cielos despejados forever and ever).
Por ahora no saldrán más historias de calvos por aquí (básicamente porque no tengo más cosas relacionadas con ellos; en cuanto tenga alguna, la meto con calzador). Y en breve, la segunda patochada.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Historias de Arrancao: el precipicio

¡Feliz Día de la Hispanidad para unos y triste Día del Inicio de la Masacre Americana para otros! Yo no soy una persona de decantarse por una cosa o la contraria, así que me mantendré al margen, como siempre, pero hay que ver los pifostios que se montan por este tema. Menos mal que sólo es una vez al año.
Hace tiempo que no sale por aquí mi cabrón favorito (cabrón ficticio, porque hay otros cabrones en el mundo real, aunque no tan hilarantes). Arrancao está últimamente bajo de moral por la inestabilidad política en España y la amenaza de unas terceras elecciones. Es mentira. Lo que sí está haciendo Arrancao es plantearse fundar un partido y presentarse a presidente, con la intención de ganar y dar una lección a todos los demás payasos del circo. Esperemos no llegar a esa situación, porque yo le daría mi voto sin pensarlo. Si llega a presentarse, sus tejemanejes y malvados planes saldrán por este blog.
La aventura de hoy no tiene una trama enrevesada ni opta a ganar ningún premio Pulitzer, pero pone de manifiesto la esencia de nuestro amiguito.


¡Qué gustito da cuando las cosas salen como tienen que salir! El altruista cayó sobre una colchoneta, aunque rellena de guijarros, así que quedó bastante indispuesto. A ver si la próxima vez se lo piensa más detenidamente antes de ayudar a personas enterradas vivas sin motivo aparente.
¡Ayió!

martes, 4 de octubre de 2016

Quintana Remix

Para quien no se haya molestado en aprender que mi señora es de Quintana de la Serena, pos eso, es de Quintana de la Serena. Hace tiempo que no voy, me estarán echando de menos los aldeanos.
En la viñetita quintaneja de hoy, he construido una preciosa historia sobre la higiene de la zona anal combinando varias frases que mi novia me ha traído de la región que la vio crecer (qué rebuscado para decir tan poco). Bueno, ahí os dejo las aventuras de Hermógenes, con el culo más limpio de toda la puñetera historia.


Ni que decir tiene que el maldito Hermógenes tiene una malsana obsesión con su culo, puesto que se lo limpia cada vez que tiene ocasión, independientemente de la hora, el lugar y la gente que pueda estar mirándolo. Y también tiene un trastorno obsesivo-compulsivo de los cojones.
He de suponer, y supongo, que sois lo suficientemente inteligentes como para entender la historieta, aunque sea sólo por el contexto. Yo tengo que preguntar algunas veces por el significado de estas frases, porque mi mujer me las suelta y punto, en ocasiones sin una situación que la propicie. Eso si no son inventadas en ese mismo momento, cosa con la que disfruta.
Ojalá  publicara cosas tan ingeniosas con mayor frecuencia, pero soy más vago que una almohada, así que me temo que la vida seguirá tal y como es, para evitar desequilibrios en el Universo. ¡Hasta más ver!

Referencias alopécicas

De nuevo volvemos a los días y días sin publicar nada. Es que he estado malito y no tenía tampoco una excusa mejor, porque no es que haya estado las dos semanas enfermo terminal ni nada por el estilo. Y como siempre que me retraso brutalmente, dos entraditas (como las que tienen los calvos protagonistas de esta historia).
Bien, como la mayoría de las apariciones que tienen los calvos en el refranero español, la cosa va de la muerte. Verdaderamente prometedor. La frasecita tiene cierto intríngulis, pero, como todas las que elijo, tiene una interpretación literal bastante estúpida. Y la frase es: EN 100 AÑOS, TODOS CALVOS. Y allá va la mierda del día.


Parece que la calvicie ha traído la hipotimia a estas buenas gentes, aunque tener la sesera al descubierto puede entrañar muchas ventajas: ahorras en champú y en peines, te puedes disfrazar del Profesor Charles Xavier y Mortadelo en los Carnavales, tienes una figura más aerodinámica, etc. También conlleva algunos que otros contras, pero son nimiedades que no deben hundiros en la miseria, bolas de billar. Cada uno tiene que vivir con lo suyo, hasta con sus más oscuros e inconfesables secretos.
Nos vemos en la siguiente esperpéntica muestra de trastorno mental.