jueves, 25 de enero de 2018

Literalismo exquisito

Vaya, diez días desde la última vez que pasé por aquí. Mal andamos.
No me voy a andar con rodeos, ni por las ramas, ni por los cerros de Úbeda. Voy a ir al grano, a la cuestión, al meollo del asunto. A concretar, a no salirme del camino, a decir lo estrictamente necesario. No voy a irme por la tangente, a decir palabras al tuntún, a desvariar, a divagar. Qué va. No voy a hacer nada de eso, así que vamos con el tema que nos ocupa. Y ya.
Bien, hoy traigo otro de esos literalismos buenos que a mí tanto me gustan. Decir que es de los buenos es pasarse un poco porque es más malo que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Pero es hijo mío, así que voy a enseñarlo. Es una interpretación de CUANDO HABLA, SUBE EL PAN. Que disfrutéis de la gilipollez del día.


Cliserio es bastante tonto. Como no tiene ningún tipo de argumento o ideas propias, cuando asiste a debates de diversa índole intenta llamar la atención haciendo subnormalidades tal que ésta de aquí. Lo único que consigue con sus extravagantes conductas es rechazo, odio y hacer un ridículo espantoso. Bien por él, sus padres estarán orgullosos.
Seguro que conocéis a algún que otro individuo que hace que suba el pan con su particular articulación del lenguaje y su maravillosa visión del mundo. Dadles un barrazo de pan en la cabeza de mi parte.
Saludos desde mi sofá.

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