¡Hola de nuevo!. La segunda entrada de mierda de hoy trae dos expresiones que proporciona al mundo con soberana alegría mi señora. Como casi todos los vocablos que me enseña, suelen tener alguna palabra en castellano nivel usuario que las podría sustituir, pero la riqueza del dialecto quintanejo es tal que insta a usarlas con total libertad. ¡Y allá van!
El dibujo no es una cosa espectacular, pero sirve para hacernos una idea de lo que es un bartolo de abajo. Lo usamos para hacer referencia a varones que presentan gran volumen corporal en la parte inferior de su abdomen, sus caderas y sus piernas, lo que les da aspecto de campana o de triángulo isósceles. Ejemplos de bartolos de abajo son el cocinero David de Jorge, hombres con síndrome de Klinefelter o el hijoputa de mi vecino del tercero. Pueden hacerse variaciones de esta expresión dependiendo de donde se localice el aumento de masa en el varón, pudiendo encontrarnos también con bartolos de arriba o bartolos del medio.
La segunda expresión puede ser entendida como la contraria a bartolo de abajo. Como vemos en la ilustración, tener las piernas como dos palos de sacudir no es otra cosa que eso, tener las piernas como un par de palos de sacudir. No tiene más misterio (como suele decir mi paciente amigo Frutos). Estas piernas combinadas con brazos enclenques, cuello de lápiz y cabeza anormalmente estrecha no llaman la atención, pero últimamente hay individuos vigoréxicos y estúpidos (valga la redundancia), que se olvidan de que en las piernas también hay músculos, dando estos olvidos como resultado cuerpos deformes y descompensados. Un poquito de cabeza, por favor.
Bueno, me acaba de dar la bajona porque mañana tengo guardia y no me apetece, pero todo sea por labrarse un buen futuro. Ayió.
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