martes, 2 de agosto de 2016

Calvo vendrá que calvo me hará

No sé qué le pasa a la gente con los calvos (me incluyo, y más habiendo puesto en entradas anteriores mi encontronazo con El Calvo). El caso es que suelen ser motivo de jocosidad: le pasan cupones por la calva para que den suerte, hacen chistes sobre situación capilar ("no tienes ni un pelo de tonto") y son comparados con huevos, bolas de billar y demás objetos de superficie esférica o cuasiesférica.
Ojeando y hojeando mi magnífico libro de 1000 refranes españoles (editorial desconocida), he ido encontrando varios refranes haciendo alusión a los calvos, tanto por metáforas como por referencias directas. Hay una especie de obsesión colectiva hacia los calvos.
Y bueno, como ya pone en el título de la entrada, el refrán alopécico de hoy es "CALVO VENDRÁ QUE CALVO ME HARÁ". Este refrán sí es metafórico, anafórico o como sea lo que quiero decir. Hace referencia a la muerte (empezamos bien; la mayoría de las veces que sale un calvo en el refranero es la muerte o un muerto; buen augurio). Pero como yo soy especial, prefiero mi versión.


Buenaventura es completamente calvo desde el inicio de su adultez. No lo lleva mal, pero de vez en cuando usa su terrible poder alopecizador para gastar alguna broma pesada, como, por ejemplo, a Calixto, que sin comerlo ni beberlo se ha unido al rebaño de los calvorotas. Con lo orgulloso que estaba de su rebelde cabellera.
Por genética no creo que me quede calvo. Si algún día pierdo el pelo, seguramente sea por algún castigo divino-kármico.
Saludos a mi cuñado. Besos.

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