jueves, 22 de noviembre de 2012

Situación violenta

Jope, tío. Menuda sequía hay en el Blog. Es que he estado liado con cosas como pertenecer a un selecto jurado de valoración de películas médicas (no tengo ni puñetera idea de por qué el profesor al que también invitaron pensó en mí) y con el cumpleaños de mi queridísima novia que, a pesar de tener ya la friolera de 22 añazos no tiene ni una arruga apenas. No, en serio, tiene la piel tan tersa que me produce una envidia sana pero biliosa. El caso, que no he tenido tiempo material para hacer cosas para mi cosa de Internet (éste es un mensaje para una amiga que me atosiga de sobremanera con la sequía; espero que se dé por aludida). Bueno, después de soltar esta parrafada sobre mi vida que supongo que no interesa a nadie una puta mierda, os cuento una situación bastante incómoda que, si no os ha pasado ya, os pasará en un futuro no muy lejano. Quedarse solo en casa mola, porque puedes hacer cosas que no podrías hacer con gente delante, como sentarte desnudo en el sofá sin motivo alguno. La situación es la siguiente:


Ante este contratiempo hay diversas soluciones,que cada uno use su propio método, pero hay que recordar que no será un plan muy higiénico. Willibrordo, el protagonista de nuestra historia, usó la esponjita de su hermano pequeño, la cual quedó completamente inservible, por lo que volvió a dejarla en su sitio. Claro, que lo suyo sería tener rollos de papel de emergencia por los alrededores (los alrededores son sitios estratégicos a los que puedas acceder sin levantarte de la taza) o simplemente un almacén de rollos puestos en el cuarto de baño al tuntún. Bueno, esto son cosas de las que te acuerdas, las cuentas y te echas unas risas, bajo la presión que te produjo la vergüenza del ridículo en su momento. Bueno, que me voooyyyyy.

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