Es de todos conocida la incómoda sensación que produce el cartel de "NO TOCAR", sobre todo si está colocado sobre algo que, aún viviendo a él pegado, no amenazaría nuestra existencia o la de otros seres vivos de nuestro alrededor. Va en nosotros, los humanos. No nos gusta que nos limite un estúpido cartel que encima ha sido puesto por otro semejante que se cree con derecho a obligarnos a obedecer sin rechistar sus órdenes. Basta con poner un letrero de "NO TOCAR" o "PROHIBIDO PASAR" para que los Homo sapiens sapiens (un apelativo bastante humilde por parte de los antropólogos) toquemos o pasemos. Muchas muertes han acontecido a lo largo de la Historia por culpa de esa sensación de malestar que acaba convirtiéndose en rebeldía, como obviar las señales que nos avisan de que va a pasar el tren o el dibujo de un tío atravesado por un rayo en ciertas puertas metálicas que hay esparcidas por nuestras urbes. Claro que, hay casos que son todavía más peliagudos:
Un consejo: ante un cartel que cuestione vuestra inteligencia y vuestra capacidad de decisión, analizad la situación: ¿desobedecerlo pondría en peligro mi vida?,¿pondría en peligro a familiares, amigos y vecinos?,¿acabaría antes la legislatura de Rajoy?, etc. Si analizándola encontráis más ventajas que inconvenientes mortales, pues hala, a quebrantar las leyes como posesos.
No muráis por tonterías, no quiero quedarme sin seguidores.
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