Si hay algo que consigue enervarme hasta tal punto que se me hincha la vena en forma de "Y" de mi frente por los improperios que me obliga a vociferar, esto es la publicidad. En serio, ¿tanto cuesta hacer anuncios que no atenten contra la moral o los sentimientos de las personas normales?¿De verdad creen que contratando a gente como Paquirrín o Belén Esteban hacen que se me cambien algunas conexiones neuronales para que vaya a comprar productos que no necesito? No me gusta la publicidad, aunque hay algo que sí me agrada de ella: poder criticarla. Odio en especial los anuncios protagonizados por niños que contestan a sus padres de la forma más espontánea y supergraciosa que a 20 guionistas se les ha podido ocurrir o por preadolescentes tós molones que comen cosas normales pero es guay porque las comen saliendo por la tele y llevando ropa de rapero toa molona. Y luego están los anuncios de índole sexual que no anuncian cosas de índole sexual, como cierto almacén de muebles (Ikea) o cierto quitagrasas para las cocinas (KH7). Yo me sorprendo cuando sale un anuncio de preservativos (llamados caramelos por mi abuela en su explicación a sus nietos más pequeños) en el que aparecen cosas sexuales. Si doy las marcas es para hacer un poquito de contrapublicidad, pero que no lo hago a mala leche, sino como crítica constructiva, que ya lo he puesto antes en el título, para que sepan que hay un sector de la población (compuesto por mí) al que no le gusta su publicidad.
Cuando veo algún anuncio que me descoloca por los argumentos anteriormente expuestos, no puedo evitar imaginarme cómo serían esas situaciones en la realidad o finales alternativos o secuelas, casi todas macabras, con tintes de pedofilia (como el oso polar raro de Seguros Santa Lucía) o relacionados con caca y cosas por el estilo.
Y para empezar esta serie de catastróficas críticas por parte de moi, un destrozo de un anuncio protagonizado por un niño que se cree muy listo y muy gracioso, pero que le sale el tiro por la culata:
Lo que le pasa al niño es que es muy tonto. Se merece eso y más. Yo no sé cómo a alguien se le puede ocurrir contestar a su madre con una bordería cuando te está echando una bronca. Yo alguna vez hice amago de bordear a mi madre y ella me respondió con una serie de cosas que no puedo citar porque le quitan mi custodia. No, en serio, no me acuerdo de que mi madre me hiciese cosas dañinas (tal vez porque me dejaba sin conocimiento).
Pues eso, que cuando veáis la tele despotricad cuanto podáis de los anuncios con los que bombardeen vuestras frágiles membranas cerebrales (si queréis ver muuuuuuuuuuuuuuuuuuchos anuncios, id directamente a Antena 3; qué cabronazos). Hasta prontillo.
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