Aprovechando la anterior entrada sobre el aburrido Koch, meto aquí este chascarrillo superhipermega traído por las ramas pero que a mí me encanta, qué le vamos a hacer. Además, introduzco un poquito a los canis. Ay, los canis. Los odio un poquillo, pero no sin motivo, tranquilos. Es que simplemente Badajoz está plagadita de esta neotribu urbana, por así llamarlos (podrían ser llamados piara, por ejemplo), y encima mi trato con con ellos ha sido bastante traumático e infructuoso. Así que hala, un poco de caña a los canis, que apenas se meten con ellos en las redes sociales (alerta de sarcasmo).
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