Hay bastantes cosas en este mundo que me flipan hasta límites casi patológicos, y una de ellas es Death Note. Por si alguien no lo sabe, es un manga que va sobre un estudiante de instituto (que calculando su cociente intelectual debe tener un 700 mil millones de puntos solamente) al que le cae un Death Note, un cuaderno de muerte perteneciente a un shinigami (dios de la muerte) llamado Ryuuk. La persona cuyo nombre sea escrito en el cuaderno, morirá. Esa es la primera regla de bastantes más. Total, que al chaval se le va mucho la cabeza y empieza a matar criminales en masa y a todo aquel que le parezca que se interpone en su camino.
Un Death Note no, pero no me importaría tener un Pain Note. En vez de la muerte (que me parece un poquillo fuerte) pues causas dolorcillos, no muy intensos, sólo para escarmentar, aunque supongo que también acabaría flipándome.
Éste es el primer dueño de un Pain Note, González, que trabaja en una oficina de una empresa productora de grapadoras. Odia su trabajo, su vida y, sobre todo, a su jefe, así que el Pain Note le proporciona bastante diversión y rompe con su monotonía.