¡Hola! (aunque no sé muy bien a quién estoy saludando).
Acabo de llegar del trabajo y me queda un rato para preparar un suculento menú compuesto de escalopines de salmón a las cinco pimientas y una ensalada césar del Mercadona, así que voy a aprovechar para escribir alguna de mis insustanciales tonterías.
Hoy, como cualquier otro día, es un buen momento para recuperar una de mis secciones favoritas del Blog, que es la de las frases y expresiones que utiliza mi señora esposa. Posee un gran repertorio, algunas de cosecha propia y otras heredadas de su familia, pero todas tienen un encanto especial. Es cierto que muchas de ellas tienen un tinte siniestro-escatológico que tira para atrás, como puede ser el ejemplo de hoy. Sin embargo, les da un aire misterioso por el que quieres saber más de su origen y significado. Al menos a mí, claro.
Aparte de todo esto de que me encantan las frases de mi mujer y tal, tenía varias viñetas en la recámara y estaban empezando a coger polvo, así que no es todo tan presioso. Bueno, allá va la cosa.
He hecho una búsqueda rápida en Google por si esta frase se usa en más sitios y parece que sí. Pero vamos, que no le voy a dedicar más tiempo.
Pues eso, que una persona que no tiene ni mierda en las tripas es alguien que no tiene ná, refiriéndome a ná de ná: ni trabajo, ni coche, ni ganas de vivir... No obstante, mi mujer la usa también para referirse a personas de constitución asténica, más conocidos como flacos.
Claro, que si le buscas el significado literal se viene asemejando al estúpido dibujo de arriba. Sinforiano es un médico nefasto pero le gusta aparentar. Venancio acude a su consulta porque le han dicho en el pueblo que no tiene ni mierda en las tripas. Después de una innecesaria radiografía que Sinforiano no sabe leer, este perezoso doctor informa a su paciente de la forma más pedante y arisca posible. Pero no preocuparse, Venancio descubrió cómo adquirir alimentos mediante el intercambio de productos por dinero en los supermercados de su pueblo.
Hala, hasta luego.