viernes, 29 de diciembre de 2017

Echar to' el juergo

La guardia de ayer fue bastante caca, así que tengo unas ojeras bastante curiosas que me echan 10 años encima. Como suele pasarme, no he podido dormir, de modo que he aprovechado para hacer cosas productivas, como ver vídeos de La Hora Chanante y ya está. Por cierto, espero que hayáis pasado una Nochebuena maravillosa cargada de amor familiar y de ingentes cantidades de comida que quedarán para siempre en vuestro organismo.
Bueno, pues hoy traigo un quintanismo. ¿Y qué es un quintanismo? Pues una  palabra que yo mismo me he inventado para designar léxico procedente de Quintana de La Serena, de donde es mi señora. Un pueblo con una actividad inconmensurable y con aceras delicadamente diseñadas y construidas. Es  mentira.
El quintanismo en cuestión es el que sale en el título y, como siempre, lo acompaño de un dibujo que creo ilustra a la perfección su significado. Allá va.


Como puede observarse, Belarmino le está echando tó el juergo a Auxibio en la puta cara. El juergo viene a ser algo así como el aliento, las emanaciones de lo más profundo del aparato digestivo. Hay gente a la que parece que le cuesta respirar al hablar o no sé qué coño le pasa, pero suelen acompañar a sus palabras de un aire corporal calentito y húmedo (en ocasiones maloliente), mucho más desagradable si la distancia entre el emisor y el receptor es menor. Además, Belarmino es experto en lanzar perdigones de saliva que se adhieren de forma repulsiva en la piel y/o ropajes de sus víctimas (mientras estoy escribiendo esta parte se me han ido viniendo algunas náuseas). Finalmente, Auxibio obtuvo una especie de venganza kármica cuando a Belarmino le extirparon la lengua en un accidente de triciclo.
Bueno, espero que no os echen mucho el juergo en lo que queda de periodo festivo. No seáis demasiado granujas. Ayió.
PD: mi novia llama a los perdigones de saliva felipes. Inquietante a la par que confuso.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Historias de Arrancao: Abraham Lincoln

Voy a recuperar mi costumbre de subir mierdecitas en los salientes de guardia, que parece que me sienta bien. Hay veces que con la falta de sueño llego a casa con un nivel de euforia casi insoportable, pero no suele ser común. Lo más frecuente es llegar hecho un marrajo con las ojeras hasta el suelo y con ganas de dormir forever and ever.
Y ya que recupero una vieja costumbre, también recupero también un viejo personaje de este lugar: nuestro cabronazo favorito, ¡Arrancao! Nuestro querido Arrancao lleva mucho tiempo de bajón al no poder haber realizado maldades catastróficas, ya que se encontraba recluido en un monasterio benedictino por razones oscuras y misteriosas que jamás conoceremos.
Pues bien, Arrancao es una persona que gusta de viajar en el tiempo. Le apasiona jugar con las leyes de la física al muchacho. En este caso, el pillín ha decidido personarse en el Washington D. C. a mediados del siglo XIX. A ver que fue lo que tramó (algo horrible, espero):


Vaya, qué cosas. Es verdad que Arrancao podría haberle advertido al señor de la chistera que iba a recibir algún que otro balazo y haber cambiado la historia, ocasionando una rotura del continuo espacio-tiempo (algo bastante más grave), pero este chiquillo es así, no sabemos por qué hace este tipo de burradas. ¿Qué querrá conseguir? Eso sí, Lincoln es bastante confiado al hacer caso al tío de la cara desencajada de perturbado.
Bueno, espero que hayáis disfrutado de la cabronada del día. Que lo paséis bien estas fiestas y no os cabreéis mucho con la familia. Besitos.

martes, 19 de diciembre de 2017

Literalismo clásico

¿Qué pasa? ¿Ya estabais pensando que había vuelto a las andadas y había dejado de deleitar al mundo con mis tonterías, eh? Pues casi, pero no.
Podría empezar a divagar sobre temas profundos o explicar con detalle los acontecimientos vividos por mi persona en los últimos días, pero es que no ha pasado ná. Bueno, una cosa que me gustaría resaltar son las 11 horas que me he metido de tren en mi viaje a Madrid (ida y vuelta, ya que mi bella ciudad de Badajoz no me quiere dejar ir por mucho tiempo). Y no son 11 horas de completa comodidad, por supuesto. Al menos pude matar el aburrimiento (brevemente) con papiroflexia amateur.
A lo que iba. Vuelve el literalismo, corriente subestimada y poco conocida en la humilde opinión de este servidor, pero aclamada en ciertos círculos de intelectuales a la vanguardia del conocimiento contemporáneo. Es mentira.
Por si no se sabe, el literalismo fue fundado en los inicios del siglo XXI por un joven con un sueño, un sueño que le impedía atender correctamente en las clases de Anatomía II y otras asignaturas de primera hora). Este movimiento cultural consiste en plasmar gráficamente interpretaciones literales de refranes y frases hechas. En un lenguaje más coloquial, esto va de hacer dibujo de cosas que dice la gente pero en plan de coña. De nada.
Y hoy traigo una frasecita chula con una interpretación estéticamente bonita.


Varios heridos, aunque no de extrema gravedad, incluido el tipo del paraguas, Zoilo, que pisó unos trozos de cántaro que le atravesaron el dedo gordo del pie izquierdo. Necesitó quince puntos de sutura y recibió una piruleta, por lo bien que se había portado y lo valiente que había sido. Historia con final agridulce.
Bueno, pues hasta aquí las gilipolleces. Por cierto, ya están aquí las tan ansiadas navidades y, con ellas, los oportunos cantos a nuestro señor Jesucristo. Sé que los estabais esperando. No recéis mucho, granujillas. Guiño guiño.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Puericultura avanzada: la palmada más grande del mundo

Efectivamente, casi un año de extrema irresponsabilidad y abandono de quehaceres. Podría empezar enumerando multitud de lamentables y poco sinceras excusas, pero no lo voy a hacer. Lo importante es que he fallado a mis miles (o millones) de fans y he rebajado mi título de blogger (autoconcedido) hasta el mismísimo subsuelo.
No obstante, espero que mi vuelta sea motivo de júbilo around the world. ¿Y por qué quiero retomar (creo que por tercera o cuarta vez) esta parcelita virtual? Es curioso que responda a esta pregunta, puesto que nadie la ha formulado, salvo yo. La verdad es que estaba fregando los platos y me he dicho: "¡eh, tenías un Blog que estaba súper chulo! ¿Por qué no empiezas a escribir gilipolleces otra vez?". Pues vale.
Retomo de nuevo estos malos hábitos y traigo otra de mis divertidas anécdotas infantiles. Se la dedico a mi hermana, ya que es la coprotagonista de esta maravillosa historia de sufrimiento y superación (no necesariamente en ese orden).
Un día, sin especial importancia en el calendario, completamente anodino, mi hermana y yo ideamos un plan. Un plan sin fisuras, sólido como una roca. Pero no nos asustaba. Teníamos la clara convicción de conseguir ¡LA PALMADA MÁS GRANDE DEL MUNDO! Y sin más dilación, la prueba gráfica de nuestra hazaña.



A pesar de que la idea era buena, el dolor no lo era tanto. No sé si conseguimos dar la palmada más grande del mundo, ya que no había testigos ni jueces y tampoco filmamos la performance. Muestra evidente de inteligencia superior. Se nos hincharon las manos y estuvieron colorás durante bastante rato, aunque no había datos sugerentes de fracturas múltiples de falanges y metacarpianos. Seguro que si lo hubiéramos hecho en esta época ya seríamos virales.
Bueno, pues eso es todo de momento. Espero que sigáis disfrutando del puente o paséis tiempo con la familia, lo que más os apetezca. Y saludos a mi tío Juanda, que sé que lo estaba deseando. Hasta la próxima entrada, un besito.

sábado, 14 de enero de 2017

Violencia gratuita

Entre ayer y esta mañana (bueno, mediodía, porque me he levantado a las tantas) me he visto entera la primera temporada de Stranger Things. Podía haberlo hecho en un solo día, pero me caía de cansancio y no podía disfrutar a gusto del pánico que me proporcionaban los chicos de Netflix. Como ya se sabe, no soy una persona constante, pero para las series cojo un ritmo vertiginoso y no puedo salir de él hasta que arraso con todo. La serie está chula, por cierto, a pesar de que me pone los pelos como escarpias.
Tras la parrafada insulsa de rigor, la obligatoria y absurda muestra de interpretación literal. La frasecita en cuestión es:  A FALTA DE PAN, BUENAS SON TORTAS. A disfrutar.


Isabelo era un fuera de serie. Estudió Derecho, Física, Filología china e incluso hizo un curso de socorrista, pero nunca pudo despegar debido a su estricto padre, que lo obligó a seguir con el negocio familiar: una panadería con severos problemas de gestión y abastecimiento. Isabelo se siente una persona desgraciada y vuelca su rabia cada vez que tiene ocasión contra cualquier incauto, como Rutilio, que iba a comprar el pan para darle de comer a los patos del parque, sus únicos amigos en el mundo. Una historia cargada de emocionalidad y hostias como panes.
Bueno, después de compadecernos de Isabelo y darnos cuenta de que no es una persona real y que los sentimientos de rabia y la identificación con él han sido una tremenda ridiculez, a seguir con el desfase del fin de semana. Espero que nadie me moleste en mi oscura y fría cueva.
Adiositos.

miércoles, 11 de enero de 2017

Cosas de las guardias: el don de la inoportunidad

Soy una persona que suele tener 7 millones de ideas al día, pero también tengo la costumbre de olvidarlas o de dejarlas en el tintero tantísimo tiempo que pierden la esencia o la cosa por la que surgieron ha desparecido como lágrimas en la lluvia.
Bien, cosas de las guardias. Llevo un año y pico trabajando como residente de Psiquiatría (aunque sé que mi abuela no llega a creérselo del todo), así que llevo el mismo tiempo pensando: ostin, estaría chulo hacer dibujos y escribir sobre situaciones jocosas que me pasan durante mi tiempo  laboral. Pues éste es el momento, un momento que podría haber llegado hace varios meses, pero yo soy así.
La primera cosa de las guardias va a tratar sobre un tipo de paciente, odiado por todos y que te sacan de golpe toda la mala hostia que puedas tener en tu haber. Suelen aparecer en las guardias de puerta (guardias que nunca jamás volveré a hacer, gracias al señor). Pues ahí va el tío.


No sé qué puede llevar a una persona a presentarse en un lugar de trabajo a molestar. Porque es eso, molestar. A ti no te gustaría que fueran a molestarte de madrugada por una gilipollez. Que sí, que los médicos estamos trabajando, nos pagan por estar allí solos frente al peligro, pero algunas cosas no son urgentes. Algunas cosas no son asuntos médicos siquiera. Es normal la cara que ha puesto el Dr. Montánchez, aguantando toda su ira infernal: lleva 24 horas sin dormir y en su guardia ha tenido que atender una crisis epiléptica, dos intentos de infarto y un cuerpo extraño en la cavidad rectal, y, por supuesto, no está para las putas mierdas que Custodio está dispuesto a contar sin ningún tipo de miramientos con su verborrea habitual.
Por favor, si tenéis cosas que os preocupan durante meses o que no conlleven muerte en los próximos minutos, no vayáis a Urgencias, y menos a las 2 de la mañana. Los que trabajamos en los servicios de salud somos en mayoría personas, con nuestras tensiones, nuestros cansancios y nuestras ganas de aporrear cosas en caras ajenas. Un poquito de entendimiento. Besos.
¡Uy, casi se me olvidaba! Le dedico esto a las guardias de puerta y a las personas que se den por aludidas por lo anteriormente plasmado.


martes, 3 de enero de 2017

Súper imbecilidad para empezar bien el año

Primeramente, y realizando la oportuna conveniencia social, felicito el año a todo el puñetero planeta, deseo fuertemente que el nuevo año os traiga amor y salud, que disfrutéis de la suerte que os merecéis y todas esas mierdas que se dicen tanto a familiares y amigos como a gente que intentas evitar todo el año pero que casualmente te los encuentras el mismísimo 1 de enero en la puerta de tu casa, como si te estuvieran acechando para recibir la felicitación que tanto ansían.
Como se suele hacer por estas fechas, he hecho una lista (mental) de propósitos para el nuevo año. Siempre suelen ponerse cosas que sabes que no vas a cumplir, pero que quedan bien. Como ya vaticinas, luego no las cumples y sigues siendo el mismo tío triste y falto de masa muscular, pero como al fin y al cabo te da igual, sigues jugando a Pokémon como si la cosa no fuese contigo. Pero esta vez me he propuesto cosas que creo que sí puedo conseguir. Una sola cosa en realidad: dejar de morderme las uñas y los pellejos. Llevo tres días y me va bien. Esta vez es la mía. Lo siguiente sería cortarse los dedos y terminar con el problema de raíz (aunque ya me buscaría otra cosa que morder).
Vale. Después de la innecesaria muestra evidente de que creo que a alguien le interesa mi vida, aquí viene la primera gilipollez del año. Y es todo un clásico: una interpretación literal calentita calentita. Pa' ti.


Típico humor de los nativos americanos. No sé que harían luego con la cabellera del General Rutherford, pero lo que sin duda más le molestó a él fue que ese día llegó tarde a su cita en el callejón de las féminas de moral laxa.
Bueno, todavía quedan los Reyes Magos y el roscón (que mi abuela comprará en cantidades industriales), así que aún podéis tener algún encontronazo con vuestros familiares si no los habéis tenido ya. No perdáis la esperanza.
Good bye! Nos vemos en la próxima subnormalidad.