Podría empezar a divagar sobre temas profundos o explicar con detalle los acontecimientos vividos por mi persona en los últimos días, pero es que no ha pasado ná. Bueno, una cosa que me gustaría resaltar son las 11 horas que me he metido de tren en mi viaje a Madrid (ida y vuelta, ya que mi bella ciudad de Badajoz no me quiere dejar ir por mucho tiempo). Y no son 11 horas de completa comodidad, por supuesto. Al menos pude matar el aburrimiento (brevemente) con papiroflexia amateur.
A lo que iba. Vuelve el literalismo, corriente subestimada y poco conocida en la humilde opinión de este servidor, pero aclamada en ciertos círculos de intelectuales a la vanguardia del conocimiento contemporáneo. Es mentira.
Por si no se sabe, el literalismo fue fundado en los inicios del siglo XXI por un joven con un sueño, un sueño que le impedía atender correctamente en las clases de Anatomía II y otras asignaturas de primera hora). Este movimiento cultural consiste en plasmar gráficamente interpretaciones literales de refranes y frases hechas. En un lenguaje más coloquial, esto va de hacer dibujo de cosas que dice la gente pero en plan de coña. De nada.
Y hoy traigo una frasecita chula con una interpretación estéticamente bonita.
A lo que iba. Vuelve el literalismo, corriente subestimada y poco conocida en la humilde opinión de este servidor, pero aclamada en ciertos círculos de intelectuales a la vanguardia del conocimiento contemporáneo. Es mentira.
Por si no se sabe, el literalismo fue fundado en los inicios del siglo XXI por un joven con un sueño, un sueño que le impedía atender correctamente en las clases de Anatomía II y otras asignaturas de primera hora). Este movimiento cultural consiste en plasmar gráficamente interpretaciones literales de refranes y frases hechas. En un lenguaje más coloquial, esto va de hacer dibujo de cosas que dice la gente pero en plan de coña. De nada.
Y hoy traigo una frasecita chula con una interpretación estéticamente bonita.
Varios heridos, aunque no de extrema gravedad, incluido el tipo del paraguas, Zoilo, que pisó unos trozos de cántaro que le atravesaron el dedo gordo del pie izquierdo. Necesitó quince puntos de sutura y recibió una piruleta, por lo bien que se había portado y lo valiente que había sido. Historia con final agridulce.
Bueno, pues hasta aquí las gilipolleces. Por cierto, ya están aquí las tan ansiadas navidades y, con ellas, los oportunos cantos a nuestro señor Jesucristo. Sé que los estabais esperando. No recéis mucho, granujillas. Guiño guiño.
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