Por fin puedo retomar las publicaciones de este polvoriento y abandonado blog. La razón es muy sencilla: PUTOS EXÁMENES DE SEPTIEMBRE. Sí, el verano al principio pues estaba guay: tiempo libre, levantarse sin saber si tienes que dar los buenos días o las buenas tardes, sin presiones de ningún tipo... Pero llegó agosto. Caca de agosto. Empezaron los agobios y esas cosas molonas que tu cerebro hace que sientas para que consigas un estado de ánimo óptimo. Pero bueno, por suerte sólo tenía una asignatura, la cual era anual y tenía 90 temas, pero bueno, una asignatura al fin y al cabo. Fruto de 4 semanas sin salir de casa, adquiriendo un saludable tono grisáceo de piel, salió una pedazo de nota que no publicaré para que no me tomen por un arrogante, pedante y soberbio asqueroso. Y eso, que agosto fue una caquita. Un resumen visual sería éste:
Creo que todos los que tienen exámenes en septiembre se sentirán así al menos 25 horas al día. Yo al menos sí. No he ido a piscina, ni playa, ni montaña ni nada mínimamente divertido. Bueno, fui al pueblo de mi novia 5 diítas, pero como salíamos por las noches el Sol siguió sin darme y sin broncear mi paliducha piel. Al menos éstas dos últimas semanas me las estoy raspando bien raspadas, recuperando con creces las horas de sueño y jolgorio.
PD: ahora en la Uex han quitado septiembre y han puesto las recuperaciones en julio deprisa y corriendo, alegando que es lo mejor para los estudiantes. Vamos, para pegarse un tiro. Gracias, rectorcillo (las gracias son sarcásticas).
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