La guardia de ayer fue bastante caca, así que tengo unas ojeras bastante curiosas que me echan 10 años encima. Como suele pasarme, no he podido dormir, de modo que he aprovechado para hacer cosas productivas, como ver vídeos de La Hora Chanante y ya está. Por cierto, espero que hayáis pasado una Nochebuena maravillosa cargada de amor familiar y de ingentes cantidades de comida que quedarán para siempre en vuestro organismo.
Bueno, pues hoy traigo un quintanismo. ¿Y qué es un quintanismo? Pues una palabra que yo mismo me he inventado para designar léxico procedente de Quintana de La Serena, de donde es mi señora. Un pueblo con una actividad inconmensurable y con aceras delicadamente diseñadas y construidas. Es mentira.
El quintanismo en cuestión es el que sale en el título y, como siempre, lo acompaño de un dibujo que creo ilustra a la perfección su significado. Allá va.
Como puede observarse, Belarmino le está echando tó el juergo a Auxibio en la puta cara. El juergo viene a ser algo así como el aliento, las emanaciones de lo más profundo del aparato digestivo. Hay gente a la que parece que le cuesta respirar al hablar o no sé qué coño le pasa, pero suelen acompañar a sus palabras de un aire corporal calentito y húmedo (en ocasiones maloliente), mucho más desagradable si la distancia entre el emisor y el receptor es menor. Además, Belarmino es experto en lanzar perdigones de saliva que se adhieren de forma repulsiva en la piel y/o ropajes de sus víctimas (mientras estoy escribiendo esta parte se me han ido viniendo algunas náuseas). Finalmente, Auxibio obtuvo una especie de venganza kármica cuando a Belarmino le extirparon la lengua en un accidente de triciclo.
Bueno, espero que no os echen mucho el juergo en lo que queda de periodo festivo. No seáis demasiado granujas. Ayió.
PD: mi novia llama a los perdigones de saliva felipes. Inquietante a la par que confuso.