¡Madre mía, qué abandonaíto tengo esto! Más de un mes sin subir ni un mísero chistecito. Escribo como si alguien echara de menos mis desvaríos (tal vez mi tío Juanda, al que mando un besito), así me motivo un poquito más.
Pues aquí estamos, en el día de la Hispanidad, celebrándolo con un merecido descanso después de barrer el piso y con mi querido agapornis Jacob mordiéndome un lunar del cuello. Planazo.
Hoy traigo una frase que no pertenece a ningún refranero ni compendio de sabiduría rural. Es una frase que todos hemos pronunciado alguna vez con total impunidad, sin intención de llevarla a cabo ni pagar por las consecuencias de no cumplir con lo dicho. Unas palabras de las que todos conocemos el significado y aún así nos empeñamos en repetir a la más mínima oportunidad. Os dejo que os identifiquéis (o no, lo que queráis).