¿Os habéis topado alguna vez con gente muy lista? ¿Tan lista tan lista que tiene conocimientos de todos los temas habidos y por haber a pesar de su evidente falta de experiencia en dichos asuntos? Pues cuidado, porque algún día podéis ser uno de ellos, viéndoos hablar de algo de lo que no tenéis ni pajolera idea. Y al final os descubren, porque no sabes ni lo básico y quedáis en ridículo.
¿Existe alguna solución para esta embarazosa situación? Pues claro. Decir la verdad desde un principio. Decir que no tienes ni papa de lo que puñetas estén hablando. Pero eso de quedar como un inculto... no parece plato de buen gusto. Aunque puedes trabajártelo.
Baudilio es uno de esos tipos que no soportan quedar como un tonto. Al mismo tiempo, no coge un libro, un periódico ni cualquier otra fuente de información que esté a su alcance para conseguir algunas ideas básicas de lo que ocurre en el mundo. Prefiere dar opiniones sin fundamento que ha oído a otros intelectuales o inventarse directamente datos que respalden sus gilipolleces. También gusta de parecer un tipo sofisticado, elegante y viajado, aunque lo más lejos que ha estado de su ciudad natal haya sido el pueblo de su abuela. Por supuesto, las mentiras tiene las patas muy cortas y Baudilio acaba produciendo la mayor de las vergüenzas ajenas.
Que conste que no tengo ni idea de vinos. Esto que dice Baudilio son frases que he ido oyendo en algunas comidas del trabajo, en las que yo me tomaba mi Nestea mientras los demás asistentes discutían sobre las mejores cosechas del año o de los toques a roble de no sé qué caldo. Menudo pazguato estoy hecho, aunque no me arrepiento.
Mi padre me decía que de mayor me gustaría el vino, aunque no parece que eso vaya a pasar. Eso sí, siguen gustándome los Chocokrispies. Supongo que algo tendrá que ver.
Pues hala, a disfrutar del verano.