martes, 13 de noviembre de 2018

Mézclum científico

¡Hola! Últimamente no me ha pasado nada digno de mención, así que no voy a hacer el imbécil y escribir por escribir. ¿O sí? Venga. Pues ayer estuve de guardia y, por gilipollas, me quede encerrado en uno de los despachos de la planta. Eché la llave por dentro y, cuando quise salir, TACHÁN, la muy cabrona no giraba. Al principio pensé: "bueno, pues me quedo aquí el resto de la guardia y tan pancho", pero enseguida vi que no era una opción adecuada. Tuvo que venir un señor muy competente de mantenimiento y reventar a extintorazos la puerta. Me sentí como una damisela en apuros que aguarda en lo más alto de la más alta torre a su noble caballero Shrek (sin desprestigiar a mi salvador).
Y después de este lamentable episodio de mi vida, al tajo.
Hoy traigo una de esas cosas que a mí tanto me gustan: el literalismo, esa corriente de pensamiento moderno fundada por mi persona y que no cuenta con ningún adepto. Pues la cosa esta consiste en interpretar literalmente frases o expresiones para darles un toque graciosete (aunque no siempre lo consigo). El dibujito de hoy une la Medicina y las Matemáticas, que lo disfrutéis.


No sé que estarán calculando, puesto que los símbolos que he dibujado en la pizarra no tienen sentido alguno, pero quedan chulos. A mí las Mates eran una cosa que me gustaba, incluso he llegado a dar clases a algún familiar (sin recibir prestación económica, solo gratitud y sentimiento de satisfacción altruista, aunque con gratitud no se pagan mis caprichitos).
Bueno, a ver si se me siguen ocurriendo gilipolleces por el estilo. Seguramente sí. Ayió.

martes, 6 de noviembre de 2018

Jacob, el loro que se hizo persona: cómo ser un gourmet

Un personaje que hace tiempo que no sale (como el probe Migué) es Jacob, el loro que se hizo persona. Jacob es un agapornis que llegó a la familia hace unos 9 años y que, a pesar de sus intentos para ser estrangulado y/o pisoteado, sigue con nosotros. Bueno, desde que me emancipé no lo veo mucho (sniff), seguro que me echa de menos tanto como yo a él (PD: no).
Bueno, por arte de magia o por un experimento maligno de un científico atormentado, Jacob se convirtió en un ser humano en este Blog. Aunque sea un hombre hecho y derecho, conserva la mayoría de sus cualidades de pajarraco. Algunas ya han salido por aquí, como el afán por picotear hasta ver sangre o tener coitos desenfrenados con un cojín.
Hoy os traigo una de las conductas que más me repatean de este cabronazo. Ahí lo lleváis.


Jacob disfruta con las pelusas, las miguitas, las virutas del afilalápiz, de la tierra traída desde la calle,... pero hace amago de vomitar si le ofreces comida rica y nutritiva. Aún así, parece más sano cada día, el muy mamón. Eso sí, tontos nosotros, que creemos que va a cambiar. Donde no hay, no busques.
Bueno, pues eso. Criad bien a vuestras mascotas (e hijos) o comerán basura del suelo. Hasta más ver.