Vaya, 13 días desde mi última aparición. Malo. Es cierto que he estado más ocupado de lo habitual, pero vamos, ni por asomo me han quitado mis asuntos tiempo suficiente como para no poder hacer cosas de provecho reales.
Bien, después de las pseudodisculpas vacías y sin significado que acostumbro siempre a contar sin que le importen a nadie, vamos con la entradita de hoy. Y sí, es la expresión que aparece en el título. La frasecita en cuestión es ampliamente usada en nuestro país, nación con historia cristiana católica apostólica romana de siglos de cuestionable e invasiva presencia. Cuando alguien se despide de otro alguien diciendo cosas como: "bueno, ya nos veremos, si Dios quiere", ¿qué puñetas está queriendo decir en realidad? Si te pones a analizar, está dejando la responsabilidad de ver a esa otra persona en manos de un ente místico superpoderoso que ni le va ni le viene, pero, ¿y si Dios no quiere? ¿Y si le caes mal y quiere dejarte aislado? O no dejarte aislado, pero sí joderte un rato. Y eso es lo que le pasó a nuestro amigo Ordóñez en su puesto de trabajo.
Dios puede mostrar su misericordia y su ira, pero sobre todo su ira. Esa frase es de Homer Simpson.
Cierto es que Ordóñez es el peor trabajador de la empresa, puesto que llega 2 horas tardes, roba material de oficina y cuando hace aguas mayores no quita las zurraspas del retrete que todos comparten, pero eso no le impide soñar con ascensos y reconocimiento por parte de sus superiores.
En fin, si alguien alguna vez os expresa su deseo de volver a veros pero añade al final un "si Dios quiere", os está diciendo a la puta cara que no va a hacer nada por que ese encuentro se lleve a cabo. De nada.
¡Hasta más ver!